Ciencia ficción vs ciencia

Autor: Dr. Víctor Fabregat, técnico astrofísico del observatorio astronómico turístico de Culla.

Si se eliminasen las escenas de explosiones en el espacio interestelar o se describiese la vida en el espacio de una forma no cotidiana (sin gravedad, sin respirar oxígeno, etc.), las películas corren un cierto riesgo de ser un fracaso total. En efecto, el rigor científico en una película o serie de ciencia-ficción es inversamente proporcional al espectáculo en cuanto “éxito de taquillaje” o “fenómeno de masas”, esta es la reflexión que comparte la gran mayoría de la comunidad científica.

Desde la comunidad científica se ha exigido en numerosas ocasiones a las academias de cine un rigor mínimo, no solo las producciones de ciencia ficción, sino todas las que tocan temas científicos. El cine no es solo el séptimo arte, sino que es un auténtico fenómeno de masas y de comunicación. De esta forma se podrían evitar alguno de los errores que han hecho, por ejemplo, de Armagedón e Independence Day películas célebres, y no por su espectacularidad.

Todo esto porque el cine se ha convertido en la actualidad en un verdadero instrumento de transmisión del conocimiento científico, y esa divulgación no debe tergiversar al destinatario, que en muchas ocasiones es un público joven o no lo suficientemente apto para interpretar correctamente el contenido. No obstante, sí existen ciertas películas con un rigor científico, como 2001, Una Odisea en el Espacio, o Contact.

En cuanto a la novela de ciencia-ficción, es imprescindible tomar como ejemplo a Isaac Asimov, que además de ser el más célebre escritor de ciencia-ficción de todos los tiempos, fue un excelente y acreditado escritor de divulgación científica. Como buen divulgador científico, Isaac Asimov habla de ciencia en numerosas de sus novelas, y en muchos de los casos sí que es verdadera ciencia-ficción, puesto que describe situaciones o avances científicos impensables en nuestros días, pero los basa en teorías verdaderamente científicas. En las novelas de La Fundación aparece el concepto de hiperespacio y cómo se viaja a través de él, en esta teoría Asimov considera que el universo es todo un punto y justifica de esta forma como se puede viajar a través de él. Adicionalmente incorpora términos relativistas en el momento del cálculo de los viajes hiperespaciales y también nombra una futurista posible fuente inagotable de energía a través del aprovechamiento de la fuerza de la gravedad: la gravítica. Mediante la incorporación de este concepto justifica porqué en las naves espaciales hay gravedad, incluso describe los planetas habitados con distinta gravedad, periodo anual, temperatura o clima, dependiendo del tamaño o distancia a su estrella.

Asimov describe una humanidad esparcida por toda la Vía Láctea, para ello introduce el poder del ser humano de terraformar planetas para su hábitat mediante la incorporación de una atmósfera, hidrosfera y vegetación adecuada. Este ambiente futurista también da lugar a la filosofía, mediante la cuestión origen (el ser humano ha olvidado cuál es su planeta original) y la definición de las unidades de tiempo y distancia (segundo, año o parsec) las cuales se desconoce el porqué de su significado original. Incluso en una conversación, un personaje argumenta: “Dudo mucho, y además es inconcebible que en el pasado la humanidad haya utilizado la energía nuclear como arma”.

A parte de en el Universo de la Fundación, Asimov ha mantenido el rigor científico en novelas donde se narran otros de los aspectos más controvertidos de la ciencia-ficción. En Los Propios Dioses, describe de una forma muy completa (alimentación, reproducción, hábitat, etc.) y filosófica a alienígenas, además de considerar que el Sol terminará sus días como una supernova (ahora sabemos que el Sol no tiene suficiente masa para explotar como supernova, pero cuando se escribió el libro era la teoría dominante). O en El fin de la Eternidad se relatan los viajes en el tiempo con una base relativista e introduciendo el concepto de campo temporal, haciendo hincapié en su uso preventivo y en la paradoja de encontrarse a sí mismo en el pasado.

Es importante que la ciencia-ficción sea lo más fidedigna con la ciencia, ya que puede ser el reflejo de nuestro futuro, como dice Stephen Hawking: “O la humanidad coloniza el espacio, o desaparece”.

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